En una reciente negociación entre la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) y su contraparte estadounidense, se acordó reducir el suministro de agua destinado a Baja California hasta el 2026. Esta medida busca mitigar los efectos de la sequía que afecta al Río Colorado en Estados Unidos, generando preocupación en la región fronteriza.
El investigador Alfonso Cortes, del Colegio de la Frontera Norte (COLEF), ha advertido sobre el riesgo que esta decisión implica para la Presa Hoover, una infraestructura clave que regula el flujo de agua hacia México y se encuentra en la frontera entre Arizona y Nevada. La reducción impactará directamente en los 493.4 millones de metros cúbicos de agua que anualmente se transfieren a Baja California desde Estados Unidos.
La medida comenzará a aplicarse en octubre y se mantendrá hasta 2026. Los agricultores mexicanos han expresado su descontento con la decisión, especialmente ante la posibilidad de que pierdan acceso a esta vital fuente de agua. Para compensar esta reducción, los productores han propuesto a la CILA y a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) un pago de mil 258 dólares por cada hectárea de terreno que quede sin cultivar durante este periodo de sequía.
Esta propuesta surge del Programa de Descanso de Tierras, establecido en las Actas 319, 323 y 330, siendo esta última firmada en marzo de este año. En respuesta a la falta de acción por parte de Conagua, los usuarios del Distrito de Riego 014, encabezados por su representante Javier Gaona, han presentado la propuesta 90/10. Esta iniciativa sugiere que el 90% de los 65 millones de dólares que México recibirá bajo el Acta 330 se destinen a compensar el descanso de tierras.
El conflicto entre la necesidad de conservar los recursos hídricos y las demandas de los agricultores refleja las tensiones crecientes en torno a la gestión del agua en la región. La resolución de este desacuerdo será crucial para garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos y la viabilidad de la agricultura en Baja California.